En cierta ocasión, al final del Kalpa anterior, un demonio llamado Hayagrîva quiso robar al Señor Brahmâ el conocimiento védico en el momento de la aniquilación. Debido a ello, Al comienzo del período de Svâyambhuva Manu, La Suprema Personalidad de Dio Se encarno en la forma de pez (Matsya) y salvó a los Vedas.
Durante el Caksusa-manvantara hubo un gran rey llamado Satyavrata, que era un gran devoto de la Suprema Personalidad de Dios. Satyavrata realizó austeridades alimentándose solo de agua. Mas tarde, en este milenio (el actual), el rey Satyavrata nació como hijo de Vivasvân, el rey del planeta solar, y fue conocido con el nombre de Srâddhadeva. Por la misericordia de la Suprema Personalidad de Dios, le fue asignado el puesto de manu.
Un día, mientras el rey Satyavrata realizaba austeridades ofreciendo agua a orillas del río Krtamâlâ, en el agua que llenaba el cuenco de sus manos apareció un pececillo.
Satyavrata, el rey de Dravidadesa, tiró el pez en el río junto con el agua que contenían sus manos.
Con una voz suplicante, el pobre pececillo dijo al rey Satyavrata, que era muy misericordioso: mi querido rey, protector de los pobres, ¿por qué me arrojas a las aguas del río, donde hay otros seres acuáticos que pueden matarme? Tengo mucho miedo de ellos.
Porque así lo deseaba, sin saber que el pez era la Suprema Personalidad de Dios, el rey Satyavrata decidió, muy complacido, brindarle protección.
El misericordioso rey, conmovido por las lastimosas palabras del pez, Lo metió en un cántaro de agua y se Lo llevó a su propia morada.
Pero, al cabo de una noche, el pez había crecido tanto que el cántaro ya no le dejaba libertad de movimientos. Entonces habló al rey con las siguientes palabras.
¡OH mi querido rey!, no me gusta vivir en este cántaro tan estrecho. Por favor, búscame un depósito de agua más grande, donde pueda moverme plácidamente.
El rey, entonces, sacó al pez del agua y Lo echó en un gran pozo. Pero al cabo de un momento, el pez medía tres codos de largo.
El pez dijo entonces: Mi querido rey, yo no puedo vivir feliz en un depósito de agua tan pequeño. Por favor, dame un estanque más grande, pues me he refugiado en Ti.
El rey sacó al pez de aquel lugar y lo llevó a un lago, pero entonces el pez adoptó una forma gigantesca, mayor que el propio lago.
Durante el Caksusa-manvantara hubo un gran rey llamado Satyavrata, que era un gran devoto de la Suprema Personalidad de Dios. Satyavrata realizó austeridades alimentándose solo de agua. Mas tarde, en este milenio (el actual), el rey Satyavrata nació como hijo de Vivasvân, el rey del planeta solar, y fue conocido con el nombre de Srâddhadeva. Por la misericordia de la Suprema Personalidad de Dios, le fue asignado el puesto de manu.
Un día, mientras el rey Satyavrata realizaba austeridades ofreciendo agua a orillas del río Krtamâlâ, en el agua que llenaba el cuenco de sus manos apareció un pececillo.
Satyavrata, el rey de Dravidadesa, tiró el pez en el río junto con el agua que contenían sus manos.
Con una voz suplicante, el pobre pececillo dijo al rey Satyavrata, que era muy misericordioso: mi querido rey, protector de los pobres, ¿por qué me arrojas a las aguas del río, donde hay otros seres acuáticos que pueden matarme? Tengo mucho miedo de ellos.
Porque así lo deseaba, sin saber que el pez era la Suprema Personalidad de Dios, el rey Satyavrata decidió, muy complacido, brindarle protección.
El misericordioso rey, conmovido por las lastimosas palabras del pez, Lo metió en un cántaro de agua y se Lo llevó a su propia morada.
Pero, al cabo de una noche, el pez había crecido tanto que el cántaro ya no le dejaba libertad de movimientos. Entonces habló al rey con las siguientes palabras.
¡OH mi querido rey!, no me gusta vivir en este cántaro tan estrecho. Por favor, búscame un depósito de agua más grande, donde pueda moverme plácidamente.
El rey, entonces, sacó al pez del agua y Lo echó en un gran pozo. Pero al cabo de un momento, el pez medía tres codos de largo.
El pez dijo entonces: Mi querido rey, yo no puedo vivir feliz en un depósito de agua tan pequeño. Por favor, dame un estanque más grande, pues me he refugiado en Ti.
El rey sacó al pez de aquel lugar y lo llevó a un lago, pero entonces el pez adoptó una forma gigantesca, mayor que el propio lago.
El pez dijo entonces: ¡OH, rey!, soy un pez grande, y esta agua no es en absoluto suficiente para Mí. Ahora, por favor, encuentra alguna forma de salvarme. Mejor sería que me pusieras en el agua de un lago que no disminuya de tamaño.
Ante aquel ruego, el rey Satyavrata llevó el gigantesco pez al estanque mas grande que conocía, pero, cuando también aquella enorme extensión de agua resulto insuficiente, el rey acabó por tirarlo al mar.
Ante aquel ruego, el rey Satyavrata llevó el gigantesco pez al estanque mas grande que conocía, pero, cuando también aquella enorme extensión de agua resulto insuficiente, el rey acabó por tirarlo al mar.
Pero cuando el rey Satyavrata iba a tirarlo al mar, el pez le dijo: ¡OH, héroe!, en esta agua hay unos tiburones muy poderosos y peligrosos que se Me comerán. Así que no debes arrojarme en este lugar.
Entonces, el rey entendió que el pez no era otro que la Suprema Personalidad de Dios, y rogó al Señor que le hablase de Su encarnación como pez. La Suprema Personalidad de Dios, complacido con el rey, le informó de que en una semana, se produciría una inundación que cubriría todo el universo, y que el avatàra pez le protegería a él, a los rsis, y a las hierbas, semillas y otras entidades vivientes, en un barco, que navegaría atado al cuerno del pez. Después de decir esto, El Señor desapareció. El rey Satyavrata ofreció respetuosas reverencias al Señor Supremo y continuo meditando en Él. Cuando llego el momento, se produjo la aniquilación, y el rey vio un barco que se acercaba. Tras subir a bordo con los bràhmanas eruditos y personas santas, ofreció oraciones para adorar a la Suprema Personalidad de Dios. El Señor Supremo está en el corazón de todos, y desde allí instruyó a maharajá Satyavrata y a las personas santas acerca del conocimiento védico.